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Argentina: ‘Telas, colores y radio’

A principios de abril concluyó la primera fase de una singular iniciativa desarrollada en el Centro de Recepción y Contención de Menores de Malvinas Argentinas, al noroeste del Gran Buenos Aires.

A principios de abril concluyó la primera fase de una singular iniciativa desarrollada en el Centro de Recepción y Contención de Menores de Malvinas Argentinas, al noroeste del Gran Buenos Aires.

“Tramitamos durante todo el 2009 poder entrar a dar unos talleres gratuitos de radio, que en realidad se llaman ‘Telas, colores y radio'”, dijo Carlos Gareca, uno de los capacitadores encargados del proyecto, que combina la comunicación radial y la salida laboral a través de la serigrafía como aspectos sustanciales en la reinserción social de los menores detenidos en la mencionada institución.

Con una perspectiva de educación popular, y contenido dentro del programa de Escuelas Itinerantes del Centro Cultural de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), el ciclo inicial comenzó el 14 de enero de 2010.

La metodología, consensuada con las autoridades del Centro de Recepción por razones de seguridad interna, comprende en cada jornada cuatro talleres alternados (dos de radio y dos de serigrafía) de 60 minutos para cinco estudiantes, hasta alcanzar a los 112 jóvenes recluidos en el lugar. Además de Gareca, quien dicta las clases de radio, el capacitador en serigrafía es Alfredo Solari y la coordinación general está a cargo de Adriana Alegría, directora de Escuelas Itinerantes.

“Es una experiencia muy fuerte, muy motivadora”, dijo Gareca, quien apoya su labor en la convicción de que “todos somos comunicantes y tenemos la capacidad de hacer radio”.

Algunas de sus búsquedas primarias, en ese sentido, fueron lograr que los alumnos perdieran el miedo al micrófono e incorporasen conocimientos y recursos que les permitan expresarse mejor. “Una de las propuestas es motivar el tema de la comunicación y la imaginación, para de allí pasar a la libertad”, dijo.

A manera de ‘trabajo final’ del primer ciclo, los jóvenes privados de su libertad realizaron una producción sonora de casi cinco minutos. Sobre la base musical de la canción Padre Nuestro, del grupo Los Fabulosos Cadillacs, las voces de los alumnos pintan un conmovedor cuadro de marginación y necesidades nunca escuchadas.

Por esa razón, entre muchas otras, los responsables del proyecto no quieren abandonarlo: “Nuestro objetivo ahora es conseguir el financiamiento para continuar con los talleres durante todo el año”, dijo Adriana Alegría.

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