El caso de robo de líneas y cobre de Bill Sullivan, tratado en el Taller del Ingeniero anterior, ha despertado el interés con respecto a los sitios, especialmente cuando se trata del acceso a los mismos.
Considere la Fig. 1. La base de la torre se ve lo suficientemente protegida y segura con la cerca de madera tipo prisión militar. Pero eso sólo hasta que uno da toda la vuelta, según muestra la Fig. 2.
Se pone peor. Cuando uno da la vuelta y se encuentra en la parte de atrás … ¿y adónde está el portón?
Fig. 1: Lo que parece ser la cerca segura de una torre …
Fig. 2: … no lo es.
Fig. 3: Estas son razones para visitar el sitio de transmisión de manera periódica … y conscienzuda. Este descuido no es sólo una invitación abierta al robo de cinta a tierra y de cable, sino que es un juicio o un peligro de electrocutarse (o, si lo ve un inspector, una multa en el acto).
Estas fotos pueden ser aleccionadoras para aquellos que son contratados para inspeccionar una emisora por un potencial comprador. Eso es precisamente lo que significa realizar una inspección antes de una posible compra. Ser diligente. Visitar cada torre.
Las fotos me recuerdan un sitio que inspeccioné hace años para un comprador. El campo estaba lleno de arbustos con espinas puntiagudas que llegaban hasta la rodilla. A la distancia se veían tres cercas de torres recién pintadas.
En contra de los deseos del propietario (que me dijo que estaba perdiendo el tiempo), fui caminando hasta las bases de cada torre. Me alegro de haberlo hecho. La parte trasera y los lados de la cerca estaban dilapidados, con un aspecto semejante a la Fig. 3.
Peor aún, el sitio era de 50 kW. Los aisladores de las bases tenían tensiones muy letales.
Claro que los arbustos me lastimaron, pero si no hubiera dado toda la vuelta habría salido muchísimo más lastimado laboralmente. La moraleja de esta historia: No suponga nada, no dé nada por sentado.
Gracias a nuestro misterioso ingeniero por compartir las fotos.
— John Bisset