Your browser is out-of-date!

Update your browser to view this website correctly. Update my browser now

×

Pablo Vannini discute digitalización

"La idea fue no afrontar esta discusión sólo desde lo teórico ni poner el problema de la digitalización en el futuro, sino marcar que las nuevas tecnologías ya modificaron la manera de producir y escuchar radio en la región y en el mundo."

A fines de 2010, la Asociación Mundial de Radios Comunitarias para América Latina y el Caribe (AMARC-ALC) y la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER) presentaron el manual “El bit de la cuestión – La radio popular y comunitaria en la era digital”.

Realizado por investigadores de ambas redes, el volumen busca disparar el debate y el análisis sobre la digitalización radial entre las emisoras participativas de la región.

Jorge J. Basilago conversó con uno de los autores de la obra, Pablo Vannini — responsable del Programa de Nuevas Tecnologías de AMARC-ALC —, para conocer sus perspectivas sobre la radio digital en América Latina y los detalles del trabajo realizado. “La idea fue no afrontar esta discusión sólo desde lo teórico ni poner el problema de la digitalización en el futuro, sino marcar que las nuevas tecnologías ya modificaron la manera de producir y escuchar radio en la región y en el mundo”, dijo Vannini.

Radio World: ¿Cómo se realizó la investigación y redacción de ‘El bit de la cuestión’?
Pablo Vannini:
El trabajo surgió de ‘Ritmo Sur’, un proyecto que encararon las redes de AMARC-ALC y ALER para tener incidencia conjunta en el continente y producir acciones coordinadas en todos los países. Eso implicó trabajos nacionales y algunos proyectos estratégicos, donde se preguntó por los temas que las radios comunitarias del continente consideraban centrales. De allí surgió, por un lado, el tema legislaciones, que siempre está como prioridad por los problemas que tienen las radios comunitarias respecto a licencias y demás; y en segundo término las nuevas tecnologías, sobre todo la digitalización, que generaban dudas, incógnitas y preocupaciones.

Luego se organizó un equipo de investigación conjunto para encarar el tema de la radio digital: dos miembros por AMARC –Bruce Girard y yo — y dos por ALER — René Roemersma y Carlos Camacho, luego reemplazado por Fernando López. Cuando nos reunimos, decidimos no repetir las investigaciones que ya se venían trabajando, con encuestas sobre el equipamiento que tenían las radios y sus problemáticas, sino lograr una síntesis orientadora sobre estos temas. O sea, producir un material con conceptos pero también desarrollar laboratorios para implementar nuevas tecnologías en radios comunitarias.

RW: ¿Por qué encararon la obra desde la perspectiva de ‘rechazar las imposiciones tecnológicas’?
Vannini:
El hecho de que ésta no es una discusión técnica, o teórico-técnica, es una línea interesante para entender lo que intentamos hacer. No hay un sistema mejor que otro: un mismo estándar, implementado en países distintos, con marcos de regulación diferentes, puede tener implicancias muy diversas. Lo importante es saber por qué no avanza la radio digital. Y no avanza porque no es negocio para los actores grandes de la comunicación. Si lo fuese ya estaría implementada, como ocurrió con la televisión. Tampoco queríamos hacer futurología, porque es anecdótico si viene la digitalización o no.

La mirada que intentamos construir desde las radios comunitarias es sumarnos a estas discusiones pero bajo nuestros conceptos. Por ejemplo: el principal problema del continente y el mundo es la cantidad de frecuencias disponible, porque el espectro es finito. Entonces, si vamos a cambiar una forma tecnológica, que sea porque lo nuevo genera mayor inclusión. En el sentido de la ampliación del espectro, el modelo estadounidense (HD Radio) es bastante pobre. Pero no estamos en contra de ese estándar: tenemos principios que hacen que no sea bueno desde nuestra perspectiva.

No se trata sólo de la calidad técnica o de si un sistema se escucha mejor o peor, sino si permite mayor cantidad de frecuencias, cómo será la transición, qué pasará con los actores que tienen un área de cobertura pequeña. Miremos el caso de Chile, donde las comunitarias tienen autorizado 1 Watt de potencia: ¿los fabricantes harán transmisores digitales de 1 Watt? Yo no lo creo. De ahí que nosotros impulsemos un estándar abierto, donde los códigos estén publicados y los equipos se puedan mejorar.

No queremos estar atados a una empresa ni que nos regalen nada: queremos ver cómo están hechas las cosas y poder modificarlas.

RW: ¿Hay alguna tendencia definida en América Latina respecto de la digitalización radial?
Vannini:
El panorama era muy cambiante al momento de la investigación, y lo sigue siendo. En algunos lugares parece aclararse, pero lo cierto es que nadie sabe bien lo que puede pasar. En Brasil están entre dos sistemas y todos esperamos a ver cómo se desenvuelven, pero la tecnología por sí sola no cambiará nada. De hecho, quizás, si avanza la radio digital, pero también lo hace la conectividad a banda ancha inalámbrica, y tenemos la posibilidad de escuchar radios por streaming, el proyecto político de las radios comunitarias sería transmitir y estar presentes en esos lugares para tener mayor incidencia.

Nuevo trabajo

Pablo Vannini reveló además que en marzo, con el apoyo del Fondo Regional para la Innovación Digital en América Latina y el Caribe (FRIDA), fue editado un nuevo trabajo del Programa de Nuevas Tecnologías de AMARC-ALC: “La radio después de la radio”.

“Es una publicación que trata sobre cuestiones relacionadas con la digitalización, pero más centrada en el tema de las nuevas tecnologías”, dijo.

Además de analizar diversos recursos — streaming en Internet, transmisiones conjuntas, mensajes de texto, podcasts, blogs, cartografías sonoras y wikis, entre otras —, el libro se propone inspirar a sus lectores en el aprovechamiento de los mismos. “Sobre cada tecnología se responden cinco cosas sencillas: para qué sirve, cómo se hace, qué se necesita, para qué no sirve y una práctica interesante o posible que hayamos recopilado”, dijo Vannini.

Pero hoy en día los principales smartphones — los de Google, los Blackberry y otros similares — no tienen radio; ni siquiera en FM. En los últimos cinco años, en todo el continente se potenció la banda de FM porque los teléfonos móviles contaban sólo con esa opción. Hoy, el Nexus One de Google tiene incorporado el chip para escuchar radio pero nadie lo activó. Y así se va perdiendo un receptor importante como el teléfono móvil.

Entonces la idea no es discutir la digitalización o la tecnología en sí, sino ver cómo se logra una democratización de las comunicaciones y que los actores alternativos tengan cierto peso en esa transformación. El tema es cómo se aprovechan las nuevas tecnologías para alcanzar mayor repercusión, generar una agenda y participar comunicacional y políticamente de los sucesos de nuestros países.

RW: ¿Sería beneficioso que toda la región adoptara una norma común?
Vannini:
Siempre ayuda contar con una tecnología unificada. Cuando es así, no le prestamos atención. Muchas veces no valoramos que la conexión inalámbrica a Internet es un estándar único: vamos a cualquier país del mundo y nos conectamos por lo que conocemos como Wi-Fi, no necesitamos de 45 claves distintas. Eso ocurrió porque se reunieron los principales fabricantes, organizaron un consorcio bajo un único estándar y lo mantuvieron.

Este ejemplo no se relaciona directamente con la radio, pero es útil. Tomemos la industria automotriz: ¿un auto fabricado en Brasil no podrá sintonizar radio en Ecuador porque tendrán normas distintas? Siempre es bueno que los procesos se encaren de manera conjunta, no hay dudas de que después el intercambio es muy positivo. Pero lamentablemente, por el momento no hay una autoridad como la UNASUR que trabaje estos temas e imparta normas que trasciendan las fronteras de un país.

RW: ¿En qué medida la digitalización radial permitiría superar la saturación del espectro que existe en América Latina?
Vannini:
Si hoy se digitaliza con alguno de los estándares propuestos, la finitud del espectro seguirá presente. Pero muy probablemente, de aquí a cinco años haya otras formas de codificación de audio que permitan mayor compresión para que entren más canales. Por eso es importante también el tema de la convergencia, porque los dispositivos se van unificando y todo tiende a concentrarse en los teléfonos celulares. Y allí cobran relevancia otras discusiones.

Sector dinámico

La radiodifusión comunitaria es un sector dinámico y numeroso en América Latina, con redes nacionales y continentales de gran incidencia política y social. “Es un movimiento muy vivo, con una historia muy grande”, dijo Pablo Vannini. Varios miles de emisoras latinoamericanas se ajustan a la filosofía comunitaria que implica, entre otras características, entender la comunicación como un derecho humano básico, ejercerla con un criterio de servicio y favorecer la participación de la comunidad en la gestión del medio y la realización de programas.

Entre muchas ideas o proyectos que se comentan, uno sería despejar la banda de FM para proveer Internet inalámbrico con alta capacidad de recepción. No sería gratis, pero en 10 años la gente tendría Internet en sus celulares y podría escuchar radio de ese modo. En consecuencia, quien esté en condiciones de hacer streaming podría tener una radio y la digitalización permitiría que entremos todos. Estoy salteando muchos problemas, pero si alguna autoridad de aplicación legisla al respecto sería factible.

Ahora bien, el espectro cargado de las grandes ciudades latinoamericanas nos pone en pie de igualdad porque al pasar, el oyente nos escucha a todos. Entonces la pregunta es: si salimos de eso, ¿cómo se hace para que el proceso sea inclusivo? Hoy día tendríamos que construir una aplicación específica y ofrecerla gratuitamente en el Android o en el iPhone Market para que la gente tenga, en sus celulares, todos los streaming de las radios comunitarias.

RW: ¿La indefinición de los gobiernos latinoamericanos se relaciona con las dudas que plantea esta convergencia?
Vannini:
En parte el panorama tecnológico no está claro, pero también porque no incidimos sobre él. Hay cuestiones para intervenir y no esperar de brazos cruzados. Nosotros tenemos, en el continente, una gran historia radiofónica y una gran penetración de la radio, entonces no podemos definir el futuro simplemente esperando lo que decidan hacer los fabricantes. Porque ahora ya no son sólo los productores de transmisores y receptores: también están las empresas de telefonía celular; las automotrices que utilizan estos dispositivos; las compañías productoras de contenidos y de Internet… hay miles de actores e intereses contrapuestos.

Se puede hacer mucho desde las redes y desde los estados también. Por ejemplo, en el continente y en el mundo en general, el problema de la finitud del espectro radioeléctrico existe hace muchísimo tiempo. En su momento no se trabajó para resolver esa problemática tecnológica, y por eso surgieron las soluciones parciales que vimos después. Tenemos que preguntarnos por este tipo de cosas, y los estados deberían interesarse en esas discusiones.

Envíe sus comentarios sobre Línea Directa a: [email protected]

Close