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Locutor ecuatoriano rompe propio récord

Inquieto y curioso por naturaleza, Luis Mario Gavilanez ha explorado sus propios límites — y los del medio que lo cobija

CUENCA, Ecuador — Desde pequeño, a Luis Mario Gavilanez Serpa su grave tono de voz le marcó el destino como locutor. La necesidad de expresarse y dejar volar su creatividad hizo el resto: a los 15 años de edad, llegó a la radio para nunca más dejarla.

Han pasado 23 años desde entonces. “En radio, tú puedes narrar el cuento más simple y sencillo, pero si lo haces acompañado de efectos sonoros, o de una manera única, tienes la posibilidad de que se convierta en una de las más sorprendentes fábulas”, dice Gavilanez, desde su Cuenca natal.

El locutor Luis Mario Gavilanez en la cabina de Excelencia Radio, durante su transmisión récord Inquieto y curioso por naturaleza, Gavilanez ha explorado sus propios límites — y los del medio que lo cobija — a través de dos récords de locución radial que mantuvieron atenta a su ciudad y generaron gran repercusión en todo el Ecuador. A comienzos de este siglo, transmitió 100 horas de forma ininterrumpida, sin comer y sin dormir; y en mayo último repitió su hazaña, agregándole cinco horas y fines benéficos.

Jorge J. Basilago conversó con Gavilanez para conocer más detalles acerca de estas exigentes aventuras radiofónicas.

Radio World: ¿Cómo surgió la idea de aquel primer récord de locución?

Luis Mario Gavilanez Serpa: Fue hace casi 15 años cuando por primera vez locuté 24 horas sin parar, comiendo, desde luego. Al ser un evento que llamó mucho la atención, y al yo gozar de toda libertad para producir lo que yo quisiera, surgió la idea de incrementar las horas. Así fue que pasamos a 85 horas en primera instancia, sin dormir pero ingiriendo alimentos, para luego de un tiempo hacer 100 horas, aunque esta vez sin comer y sin dormir.

Este récord, si bien es cierto no figura en los Guinness, no quiere decir que no sea a nivel mundial: no se ha conocido que alguien haya hecho cosa similar hasta el momento.

RW: ¿Realizaste algún tipo de preparación física y mental para cumplir con ese desafío?

Gavilanez: Ese fue mi error, no haber tenido una preparación para la primera vez. Fue muy duro, súper complicado resistir los cinco días, aunque sin embargo lo hice. En esta última ocasión, por el contrario, ya tuve una preparación física antes de enfrentar las 105 horas: una semana antes tuve que dormir a bajas temperaturas, para que mi cuerpo se vaya acostumbrando a soportar el frío que habría en la cabina durante la noche, por encontrarme solo. Además, tuve que mantenerme tan solo con una comida diaria durante la semana previa, para que mi estómago se acostumbrase a no recibir alimentos en cantidad.

RW: ¿Esa ‘maratón’ radial también tuvo fines benéficos? ¿Qué respuesta tuvo la audiencia?

Gavilanez: No, en aquella ocasión no hubo fines benéficos. Fue esta vez que decidí que si íbamos a tener mucha audiencia, esta debía también ser protagonista. No sólo con su sintonía, sino con la ayuda que se podría dar a los que necesitan.

Fue entonces que nos pusimos en contacto con la Fundación Reinas de Cuenca, ya que ellos tienen relación con muchos casos de personas que viven en extrema pobreza y necesidades. Entonces, cada persona que quería visitarme en la cabina debía acercarse con víveres, ropa o ayuda económica.

El corazón de la gente es muy solidario. Creo que los seres humanos somos buenos, muy buenos, sólo que a veces necesitamos que nos den un sacudón o un halón de orejas para que despertemos de ese letargo en el que vivimos — quizá por la rutina de trabajo que tenemos a diario — para ver que a nuestro lado está el prójimo y que este necesita de nuestra mano extendida.

Logramos recolectar mucha ayuda que ya se le entregó a la fundación a través de la Reina de Cuenca, Daniela Valarezo. Ellos harán llegar la ayuda de manera consciente y responsable a las personas que lo necesiten, ya que la fundación se caracteriza por su seriedad.

RW: ¿Los dos récords los cumpliste en Excelencia Radio (100.1 MHz)? ¿Cómo manejaste los contenidos a lo largo de las 105 horas?

Gavilanez: No, la primera aventura fue en otra estación. Para realizar las 105 horas tuve que analizar, primero, qué estación de radio podría tener principalmente la tecnología de punta para que el impacto y alcance sean idóneos; y, por otro lado, ver si la radio gozaba de esa simpatía con los oyentes y si su línea tenía que ver con la solidaridad hacia la gente.

Es por ello que decidí hacerlo en Excelencia Radio que, como su nombre lo indica, busca la excelencia en todo. Y, para ser solidario, no puede haber medias tintas: o te entregas por completo o no lo haces.

El apoyo recibido por parte de Excelencia Radio fue total. Me dieron completa libertad para producir lo que saliera al aire. Respecto a la promoción, la radio no escatimó ningún esfuerzo: tuvimos la promoción del evento en todos lados con vallas, roll-up, flyers, spots, difusión en la misma emisora y en las redes sociales.

Sobre los contenidos, si bien es cierto que tenía todo en cronograma, muchos temas se salieron del libreto. En el programa se trataron asuntos diversos: cuestiones maritales, familiares, adicciones, temas espirituales. Y, sobre todo, lo que llamó mucho la atención fue recordar música de antaño en todos los géneros.

RW: ¿Qué cosas sientes que cambiaron, en tu persona y tus motivaciones, entre estas dos experiencias?

Gavilanez: Esta vez quise hacerlo por mí. Para probarme que cuando uno quiere conseguir algo, lo puede lograr a través del esfuerzo constante, siendo perseverante y tenaz. Si tienes un sueño, búscalo, persíguelo y conquístalo; así de sencillo.

Este récord sigue siendo a nivel mundial, no me interesa si está o no en los Guinness. No lo he hecho para que nadie me aplauda ni me reconozca. Lo hice para demostrarme que soy útil y que puedo lograr algo si me lo propongo. Que soy un ser humano que valgo mucho y me basta con saberlo yo.

Al ver la colaboración de la gente y su cariño hacia mí, puedo entender también que todos los logros que alcanzas son para alimentar tu humildad y sencillez, no para que engrandezcan tu ego y pedantería. Cuando adviertes que existen miles de personas que responden de manera positiva a proyectos benéficos, llegas a tener más conciencia de que somos personas destinadas a ayudarnos las unas a las otras en todo momento.

Creo, ahora más que nunca, que el valor de la familia es incalculable. Ahora entiendo que soy un instrumento de ayuda a los demás.

RW: ¿Cuáles fueron los instantes más duros o complejos que afrontaste durante estas transmisiones? ¿Tuviste algún tipo de seguimiento médico durante la transmisión?

Gavilanez: Siempre tuve la asistencia de médicos que siguieron día a día mi comportamiento: recordemos que pasé las 105 horas solamente con líquidos. El cuarto día tuvieron que inyectarme complejo B, que fue muy doloroso.

El último día del evento — viernes — a la madrugada ya no podía coordinar mis ideas, me ganaba el sueño, confundía ambientes. Ya no reconocía si estaba en la cabina o en un parque, por segundos me quedaba dormido con los ojos abiertos y, en las entrevistas que tenía, no podía coordinar mis preguntas.

Mis hijos veían que por momentos me costaba reaccionar porque me iba de la realidad, me veían cansado y eso me daba mucha tristeza. En la madrugada del jueves lloré en el micrófono, porque me di cuenta que había personas que tampoco dormían, solo para mantenerme en alerta y alentarme a seguir en esta lucha.

RW: Es temprano para preguntarlo, pero ¿tienes algún otro proyecto radial de características tan singulares para el futuro?

Gavilanez: Siempre hay algo interesante por hacer o por crear en radio. No olvidemos que la radio es creatividad e innovación constante. Claro que tengo ya en mente hacer algo súper especial, pero como dices, es muy temprano para adelantarlo. Por ahora los invito a escuchar mi programa, que se emite todos los sábados en Excelencia Radio, desde las 8 de la mañana hasta el mediodía.

RW: ¿Qué te gustaría que permanezca como legado de estas iniciativas?

Gavilanez: Tan solo que la gente recuerde que debemos unir fuerzas para conseguir algo. Que la vida es hermosa, que hay gente que te quiere y que debes vivir cada instante como si fuera el último. Que todo lo podemos conseguir cuando nos lo proponemos.

Y que el mundo de la radio es mágico: que detrás de un micrófono hay un ser humano que siente y que piensa como todos.

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