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Radiodifusión queda marcada por cierres

Luego de dos años, aún se siente la repercusión del cierre de 32 emisoras en Venezuela

CARACAS, Venezuela — El viernes 31 de julio de 2009, a las 19:00 horas, tres funcionarios de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) — el ente estatal regulador de las telecomunicaciones en Venezuela — se presentaron en el estudio de Radio Bonita AM.

Por Reyes Theis

Nelson Belfort, radiodifusor, propietario de CNB, en los estudios hoy sin uso de una de sus emisoras (102.3 FM)

Los funcionarios dijeron que la emisora debía cesar sus transmisiones de forma inmediata. Sin ni siquiera despedirse de su audiencia, Radio Bonita se silenció y no se escuchó más desde ese día. Radio Bonita AM era una pequeña pero popular emisora radicada en Guatire (a 40 kilómetros de Caracas) y había estado al aire por 33 años.

Junto a Radio Bonita, otras 31 emisoras fueron cerradas hace dos años por la instrucción gubernamental. Según Diosdado Cabello, el entonces presidente de Conatel y mano derecha del presidente Hugo Chávez, las medidas de cierre se originaron por asuntos relativos a la vigencia de la documentación para funcionar.

Pero la moneda muestra otra cara de parte de los radiodifusores cuyas emisoras fueron cerradas.

“En las 32 emisoras no abrieron ni un procedimiento administrativo, no nos permitieron el derecho a la defensa”, dijo Nelson Belfort, quien en ese momento era presidente de la Cámara Venezolana de la Industria de la Radiodifusión (CVIR) y propietario de cinco de las estaciones que fueron cerradas ese día y que pertenecían al hasta entonces potente Circuito Nacional Belfort (CNB).

El argumento oficial para el cierre de Radio Bonita y de las emisoras del CNB es que la concesión se otorgó a los padres fallecidos de quienes las administraban en ese momento. Alegó el gobierno que la concesión feneció en el momento en que lo hicieron sus concesionarios.

“Legalmente hablando esa prioridad es del estado, pero hay un derecho a preferencia. Una concesión se entrega porque se supone que alguien la puede explotar mejor que otra persona y nosotros heredamos los equipos, la genética de estructura como compañía”, dijo Belfort. “Además, mi papá falleció en el año 2000 y luego me dicen en 2009 que no soy el sucesor para el estado, pero al resto de los que estaban en igual situación se le transfirió la concesión a los herederos”.

A Félix Alí Obelmejías se le presentó una situación similar. Era uno de los herederos de Radio Bonita, pero también aquel 31 de julio le cerraron Sol Stereo FM, en la misma localidad de Guatire.

“Es cierto que papá murió el 16 de enero de 1995, pero el permiso de Sol Stereo le fue dado en 1994. Yo tuve cuatro años sacando todos los permisos en Conatel, me pidieron una fianza de fiel cumplimiento y toda la documentación; yo la llevé y solicité abrir en período de prueba”, dijo Obelmejías. “La comisión técnica del estado fue a hacer la inspección. En aquel tiempo cuando se hacía la inspección uno podía salir al aire y así fue; en 1998 salimos al aire luego de cuatro años de muerto mi papá”.

Se pregunta entonces Obelmejías, “¿Por qué, sí sabían que mi papá estaba muerto, me pidieron todos los requisitos y formalizamos la compañía con todos los herederos como Conatel lo pidió, entonces, después de 14 años nos van a decir que no porque el concesionario murió?”.

Dos años después del cierre de 102.3 FM — la principal emisora del CNB que transmitía desde Caracas y se ubicaba en los tres primeros lugares de sintonía en la ciudad —, el edificio de la empresa está invadido por el silencio. No hay trabajadores y los equipos permanecen apagados y polvorientos.

Belfort dijo que está absolutamente seguro que la razón por la que el gobierno cerró sus emisoras es porque decidió incursionar progresivamente en programas informativos, uno de los cuales (Aló Ciudadano) era especialmente crítico al gobierno de Hugo Chávez, y tuvo un éxito tan rotundo que fue llevado a la televisión, a través de la cual continúa emitiéndose.

Por su parte, Obelmejías considera que las medidas de cierre que afectaron sus dos emisoras tuvieron que ver con que Radio Bonita emitía el programa del gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski. Capriles es un opositor que aparece hoy en las encuestas como el más duro contendiente del presidente Chávez para las elecciones presidenciales que se realizarán en 2012.

Marcelino Bisbal es un investigador de la comunicación y ocupa la dirección de postgrado de la Universidad Católica Andrés Bello en Caracas. “A mi manera de ver esto fue como un llamado de atención al resto de la radiodifusión en Venezuela”, dijo Bisbal sobre el efecto de los cierres de las 32 emisoras. “Investigaciones que ha hecho Espacio Público, que es una ONG dedicada a la libertad de expresión en Venezuela, el informe del Instituto Prensa y Sociedad y el último informe de Reporteros sin Fronteras indican que la autocensura creció”.

Según Bisbal, las medidas contra las estaciones de radio generaron en el resto de la radiodifusión un reacomodo y, aunque comprobar la autocensura es mucho más difícil que la censura, el académico otorga unas pistas sobre el caso de la radiodifusión en Venezuela.

“Si anteriormente teníamos una estación de radio que abría editorializando con determinados problemas del país y de la noche a la mañana deja de hacerlo, podemos pensar que está pasando algo raro”, dijo Bisbal. “O si ciertos programas de opinión eran conducidos por periodistas críticos frente al gobierno y de repente desaparecen los programas, o son cambiados a unos horarios por unos programas que no tienen nada que ver con el tema político, entonces esos cambios de conducta de la estación llaman la atención y señalan que la hipótesis que mayor cuadra es la autocensura”.

Pero un mes antes de ordenar las medidas de cierre, Diosdado Cabello a nombre de Conatel había anunciado que serían en total 240 las emisoras que serían objeto de procedimientos administrativos para que el estado “recuperara esas concesiones”. Pero el nombre de las emisoras nunca se reveló y las medidas de cierre se quedaron en 32.

El gobierno nunca explicó por qué no se cerraron las restantes 208, y se ha negado a responder esta pregunta.

“Creo que el gobierno aprendió una lección y es que la gente quiere a los medios de comunicación independientes y que tiene un costo político meterse con ellos”, dijo Belfort.

Por lo pronto, los radiodifusores siguen adelante en su trabajo, pero no olvidan que las medidas anunciadas hace dos años para 240 estaciones se pueden materializar en cualquier momento.

Reyes Theis escribe artículos sobre la industria para Radio World desde Caracas, Venezuela.

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